Impasible al paso del tiempo, la villa de Tazones conserva ese ambiente de villa marinera que logró conquistar el corazón del monarca Carlos V. Abierta al Cantábrico, los aromas de los productos de la mar bañan desde los fogones de los numerosos restaurantes donde comer en Tazones, las calles empedradas de una localidad famosa por su gastronomía, el característico paisaje que dibujan sus casas y la historia que aguardan sus calles.
Dividida en dos barrios por una única calle central, Tazones es de esos caprichos del Cantábrico que desde sus orígenes se ha rendido a los productos que traían los marineros que arribaban a su puerto. Langostas, lubinas, bonitos, bogavantes, todo tipo de crustáceos y mariscos, enriquecen el sabor de las numerosas recetas que desde antaño se pueden degustar en las terrazas que, conservando su estructura tradicional, dan vida a la principal vía de Tazones.
De una y dos plantas, las viviendas de esta villa se mantienen fieles al aspecto que lucía esta misma villa marinera en la época medieval, cuando Tazones destacaba por la caza de ballenas. Precisamente delante de la Casa de las Conchas, una de las más singulares y fotografiadas de la localidad, se celebraba el despiece de las ballenas que lograban cazar los pescadores de la villa. En homenaje a esta longeva tradición de la villa, se conservan hoy, en esa misma Plaza del Riveru, dos palanques, una manual y otra eléctrica, únicos vestigios de aquel puerto ballenero que llegó a contar con conserveras y una intensa actividad.
A su tradición marinera se suma un emotivo homenaje que cada mes de septiembre vecinos y numerosos curiosos, mantiene vivo: la representación del desembarco del príncipe Carlos de Habsburgo, quien se convertiría en el monarca Carlos V de España. Su llegada no estaba prevista en este puerto, pero las malas condiciones del mar obligaron a las naves de la corte belga a desembarcar en Tazones. Cuenta la leyenda, que el futuro monarca español quedó prendado de la hermosura que transmitía la sencillez de una villa, hoy reconocida como uno de los Pueblos más bonitos de España.
Esa misma primera vista que embelesó a toda una corte europea en 1517, es la que hoy se observa desde el alojamiento de Silastur. Esta preciosa casa de planta baja y con capacidad para 6 personas, se abre paso en la calle principal de Tazones, donde la alegría de los bares y terrazas recuerdan el ambiente de aquella villa ballenera de antaño, pero en la que también se disfruta de la tranquilidad que reporta el sereno ritmo de vida de la que hoy es una villa turística donde disfrutar de la buena cocina y de los hermosos paisajes asturianos.